miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ángel enamorado





Afuera las luces anuncian que la ciudad aún sobrevive: Que tendrían que amarrar todos los postes para que no se desangre. Que el aire de la montaña pasa arañando con su hálito y desciende sobre la techumbre dispersa de la noche.

Pero pusiste tu lengua de húmeda estrella sobre mi cuello indefenso, y mojas con tu pericia de gata el alma, y es tu cuerpo el más hermoso rescoldo que abrigo en mi cuerpo, el nido pequeño que ya cabe en mis manos, levantas la mirada y ávida de cielos das los labios, mariposa de todos mis deseos.

Abajo, blanden cuchillos las hojas sedientas del temor, pero tú, aquí, despliegas tu más hondo beso y suples mis llagas con cariños nuevos. Afuera, ¡hay quizá tanto afuera!, pero aquí, en este espacio inventado, estamos aprendiendo a no negarnos, a ser las alas del ángel que iniciamos.

Es difícil que las mareas te digan en sueños mis palabras, avatares dormidos, ciénagas desterradas con destellos. Es difícil no amar tu nocturnidad, aún en las orillas de las madrugadas que imagino y reconstruyo por tan solo un indicio.

Soy el mismo truhán que te amó en silencio un treinta y uno de enero con tu madre a las espaldas, con los poemas de púlpito buscando a tientas el oído atento, menesterosos. El mismo inventando transparencias que la piel incita. Por eso sangrar de sólo un dedo o de toda el alma es lo mismo.

Yo te convoco para que no aparezcas, ataviada, recóndita o frutal. Soy el más cobarde de todos tus amantes y por eso dejo a los amigos que te busquen hasta herirte o coronarte. Hoy ante el fuego de vestigio en tus ojos, no me atrevo a promulgar mi sed de centinela enamorado.


Por eso te doy mis manos sin espadas, dóytelas sin venenos, sin pantanos, con magnolias el cuello te rodeo, te doy el abrazo suave en la jornada, el consuelo ante la muerte inhóspita, y recibo tu voz de fragua ardiendo en los metales, las almohadas, hasta doblar la noche, sola, desde el dolor más hondo que te hizo humanamente azul y posesiva. Azul, azul como la punta de toda llama inmolada en el amor.

Si guardas estas palabras en tu mente, serán anhelos de sentirte mía, si las guardas en papel, será que quieres más que solo volver a leerlas, es quizá el motivo de amor que estabas buscando, dejando de lado la ironía, y encontrando en mi corazón la guía de este cariño sincero, que crece cada día mas, dentro de tu alma, mis palabras y tus labios!!

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