jueves, 12 de diciembre de 2013

El Centro del universo.

Como fruta prohibida llegaste a mi huerto, ensalzada con una hoja de maple llenaste en las noches mis memorias de recuerdos, de entre los seres maravillosos del mundo, me cobijaste con el filamento de tu cuerpo y concebiste pecar con tus roces el pulcro amor de mis deseos, abrazaste al indefenso ciervo, mientras le llenabas de besos, diste de comer con tu cuerpo, al infante hambriento, mientras creaste vida como testigo el paraíso como firmamento, has sido mucho más que solo silencio, pues en tus manos estaba la voluntad de los hombres del universo, me diste vida, me diste sueños, me diste todo lo que el misericordioso necesitaba para lograr el vuelo, entre sudor y gritos, entre besos y caricias, entre las horas fijas de esta hoguera que nos consumía, acabaran mis días sin saberte toda, y perderé el sentido del tiempo escribiéndote poesía, porque eres lo más bello de la ironía, que cumple con los preceptos de la sincronía, eres musa y eres diva eres madre y eres amiga, eres la novia y a veces la amante fría, eres la esposa fiel y a veces la que está perdida pero eres el centro de mi vida, de mi sueños y mi compañía, eres mujer mi vida, el centro del universo y el sol mismo de cada día.

® Jean Michael Flearzey.