miércoles, 14 de mayo de 2014

En silencio.

Te escucho...y el timbre de tu voz me llena de paz, me estimula saberte bien, con cada susurro de tus labios me invitas a besarte, sé que la distancia nos aleja, sin embargo el cielo observa el brillo del sol de igual manera, que los Ángeles tu rostro, no comprendo cuando fue que me enamoraste, pero llenaste de satín mis labios una mañana de octubre, y con ello sedujiste mi corazón intimando con sus anhelos, de oro eran los montes que cruzaban nuestras manos, ajustando mis palabras y el silencio a nada, oculta y perdido el pudor y el nido que cobijaba nuestros cuerpos, si en la miel de tu mirada se perdieron mis sentidos, convirtiendo en agua el calor de nuestros vicios, te amo, y sé que dos palabras no son nada sin el beso prometido, pero que es el verbo sin tu amor y tus latidos.




® Derechos Reservados Jean Michael Flearzey.

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